miércoles, 26 de marzo de 2014

Aquella

Buscándola, deseándola, la encuentro.
Una nueva lucha interminable
encuentra su paso incontenible
para situarme en su camino.

Apasionada, desvergonzada, así.
Así me encuentro con aquella mujer.
así me inunda en agonía con su vestido rojo, cruel dosel.
Así termino cayendo en las redes de aquel curioso ser.

Tomándome, seduciéndome, juntando destinos.
El fuego emana de sus ojos
y el mismo hace arder mi cuerpo en suspiros.
El color puro de su mirada se torna nocivo, es mi delirio.

Las estrellas celosas van marcando mi camino
es un incalculable e inhumano baile.
Confiando en que ellas no me lastiman, aún iré contigo.
Rojo mar, cielo negro, inevitable destino.


L. V. F. (Octubre 2010)



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